Tarde libre con Clube do Bordado

El 25 de abril del 2016 reunimos el coraje y lo hicimos: les escribimos un correo a Clube do Bordado donde explicaba qué era Casa Teodora y les decía que era su fan número uno y sus bordados son increíbles. Lo había hecho, después de meses de seguirlas en instagram dándole like a sus increíbles creaciones me había puesto en contacto. Pasaron algunos días, luego semanas en las que me preguntaba a diario si ya habían respuesto pero nada, sólo silencio. Más tarde respondieron disculpándose por la tardanza debido a un hoyo negro en el internet que había tragado mi correo. El punto era este: había recibido el correo y lo respondieron.  Y ahora la magia, iban a venir a México. A Guadalajara es más, el mes de octubre y querían conocernos. A partir de ese momento fue un ir y venir de correos, así fue como poco a poco fui conociendo a Renata ya que el contacto era entre ella y yo. La emoción me carcomía. Meses planeando la visita y finalmente iban a llegar las chicas. ¡Las iba a conocer al fin! Y así sucedió.

El jueves pasado a las 4pm, después de haber estado en contacto con Renata y darles sugerencias de comida y lugares que visitar, tocaron a la puerta cinco chicas brasileñas. ¡Eran ellas, en carne y hueso! Y la peculiar situación dio pie a una risita nerviosa colectiva mientras tratabamos de romper las barreras del lenguaje.

Para satisfacción mía el evento salió mejor que lo planeado, mucha gente asistió a bordar, las chicas de Clube do Bordado estaban fascinadas y felices, todo estaba lindo después de cuidar hasta el más mínimo detalle desde la mañana. Después de hacer varios diseños para parches y adornar la casa muy mexicana con dulces típicos y materiales de bordado, comenzó la tarde.  Los alumnos llegaron, de todas las edades con experiencia o principiantes, a bordar los parches que serían enviados a Brasil con las chicas para luego recibir otros en nuestro intercambio bordador. La casa estaba llena, todos disfrutamos de una tarde alegre bordando y comiendo borrachitos mientras escuchábamos música brasileña y terminamos nuestros parches con temática mexicana.

Mil fotos y algunas horas de bordado después fuimos a cenar a La Fonda de la Noche, el lugar más mexicano dentro de lo mexicano que conozco. Y lo disfrutamos mucho, entre las historias acerca de la cerveza brasileña y sus camisiñas y lo raro que eran los azucareros mexicanos y esos detalles aprendí que Guadalajara les gustó muchísimo, que no les gusta el picante, prefieren la cerveza obscura, llevan bordando por tres años. Y lo más fabuloso de todo: viven de bordar, van de ciudad en ciudad por todo Brasil bordando. ¡Eso es el sueño dorado hecho realidad!

Tras una linda tarde y una deliciosa cena algo surrealista, no podía creer que al fin había conocido a Renata, Laís, Camila, Vanessa y Dini. No me quedan dudas que el bordado une las personas y las artes manuales traspasan fronteras. Quién diría que el internet fuese así de útil. No me queda más que decir ¡viva el bordado!

Con amor de México para Brasil.

-Sofía